Incisiva como una daga que me indaga las vísceras, amorfa, como la insensibilidad de mis caprichos, siempre presente estas en mi memoria.

Si tan solo pudiera deshacerme de tu recuerdo, de los sentimientos que en mi cabeza se gestan, no me hagas correr a causa de mi atónita angustia, que como la sangre es tan difícil de limpiar, siempre al paso, siempre al trote, he ahí el soneto de los dioses.

La infinita tristeza me invade , el eterno pudor resplandeciente se eleva
Toda forma de persecucion intrinseca sobre mi apogeo , sera recordada como una dulce melancolia recubierta por mares de penas..

Viva o muerta dulce orquidea , que resbalas en lo incognito de lo absurdo
En los tormentos de los pasares adjuntos a una infinita decoracion macabra
Ven a mi y conspira , contra mis propios elementos
Sin adelantos ni sufrimientos , solo acercate y expulsa tu excelso veneno.

Ven y canta dulce odisea del inframundo , el esperar no cuesta
Lo que cuesta es la condena por esperarte…
Dulce Persefone deja caer sobre mi ese llanto de sangre
Ambos sabemos , que tus lagrimas son para cultivar mis orquideas.