21-10-2011, 13:40
Acá está la segunda Tesis de esta novela... gracias a todos los que la siguen... aunque no comenten yo se que las leen (O eso espero por que sino es al pedo (Cuack!) asi que Arigatou gozaimasu! Pasense por mi blog y firmen, si quieren, Novelaspremium.blogspot.com gracias
Segunda tesis.
Mi novia
Pasé la semana escolar pensando en ella. Mi mejor amigo del colegio me recomendó paciencia.
-Se paciente mi Padawan Un Padawan es un aprendiz de Jedi en la historia de La guerra de las galaxias, mi amigo imitaba a Obi Wan Kenobi, personaje de esa saga de películas- La soledad no es eterna, la inquietud lleva al lado oscuro.
-Espero no estés equivocado, maestro Le resalté la última palabra como si él fuera el Jedi y yo el Padawan- ¿Cómo será?
-Confórmate con que sea mujer
-Según ella, no es virgen y solo tiene quince años será lo que será.
-A la nada
Por fin llegó el sábado. Ya casi no lo resistía. Ese día habíamos quedado a las dos. Fui temprano por lo de Kuato y me quedé jugando y chateando un rato. Matías estaba medio depre pero conmigo se hacía el fuerte. No quería demostrar su tristeza. Yo lo entendía. Había esperado años por este momento.
Llegué al Abasto y me paré en una de las columnas en espera de que llegara. Había lavado la ropa que me había prestado mi primo y me la había vuelto a poner. Para colmo esa semana fue una semana húmeda.
Mientras esperaba me ponía a imaginar como sería. Esto es así 40% a que es linda y otro 40% a que es horrible, el otro 20% es incertidumbre.
Vi varias chicas que llegaban vestidas como ella. Pero ninguna se llamaba Graciela.
Una chica que no media más de metro y medio entró. Estaba vestida como ella se había descripto. Pelo largo atado en una cola de caballo, campera y remera negra, y un pantalón negro que le quedaba espectacular. No era muy linda de cara, pero Mientras yo pensaba, ella pasó por mi lado y me miró, pero no me saludo, solo me dirigió una mirada furtiva.
Al cabo de diez minutos se acercó a mí.
-¡Hola! ¿Sos Benjamín?
-Sí, soy yo ¿Vos sos Graciela?
-Sí.
Me puse tan nervioso de hablarle que me olvide de darle un beso.
Nos pusimos a caminar sin abrazarnos, solo caminamos. Ella parecía divertida. Se reía de cualquier tontería que yo dijera.
Llegamos al salón comedor del Shopping. Ella, con su dinero, se compró una torta helada de frutillas. Nos sentamos y empezó la charla.
-¿Y? Contáme que haces de tú vida. ¿Estudias no? Le pregunté a ella.
-Sí, es una escuela técnica
-Ah vas a una técnica, yo también es la número dos de El palomar en Tres de febrero.
-La mía es la número dos de Chacarita Parece que estamos conectados. ¿Te puedo hacer una pregunta? Dijo ella- ¿De donde sacaste mi mail?
-Te explico: Hace algún tiempo una tal Kittyblood publicó una carta en la revista Lazer Está revista se dedicaba al análisis de anime y series de culto, ya no existe- y yo, de bueno que soy, le Hackie la casilla. Allí había un mail que me llamó la atención. Robé el e-mail y te agregué a mi MSN. Lo demás ya lo sabes.
-O sea, ¿Sos un Hacker?
-Algo así, ¿y vos que onda? ¿Tú familia?
-Mi papá, Sergio, es maestro mayor de obras y es insoportable. Mi mamá, Ana, es profesora de inglés y estudia en la UNTREF
-¿La universidad de Tres de febrero?
-Sí, ¿la conoces?
-Solo de nombre, nunca la vi Me contaste por teléfono que tenés una hermana. ¿Puede ser o yo escuché mal?
-Sí, se llama Daniela hizo una pausa y comió un pedacito de la torta helada- ¿Querés saber algo de ella?
-no, nada que ver simple curiosidad.
En ese momento sentí que nuestras almas se tocaban. Nos miramos un segundo a los ojos y nos dimos cuenta de que estábamos destinados a estar juntos. Pero como dice el proverbio Lo bueno siempre es efímero, hasta este momento no soy conciente de lo real que es ésta frase.
La miré y noté que uno de los pelos de su flequillo había caído hacia delante. Por un impulso, se lo corrí de su amplia frente y se lo eché para atrás.
-Gracias
Degustó nuevamente un pedazo de esa torta y me miró. Dejó su cucharita de lado y me dijo
-Benjamín, ¿somos novios o no? Ni siquiera me tomaste la mano desde que llegué. Ni siquiera el beso de saludo me diste
¡Estupido! ¡Re-Estupido! ¡¿Cómo no me avivé?!
-Perdona, es que estaba en otra cosa Instantáneamente le tomé la mano. Suave y ligera como una pluma. Nunca había tenido una experiencia similar Nunca.
Luego de aquella muestra de cariño, nos fuimos abrazados hasta la puerta. Aún no me animaba a darle el beso. Tenía miedo. Toda mi vida me había sentido solo. Único en el mundo. Tal vez aquí había encontrado a mí otro ser de luz e inspiración.
Abrazados allí, bajo la luz de luna de noviembre, me sentía único. Decidí acompañarla a la parada de autobuses. Allí le daría el beso que venía esquivando hacía un tiempo.
Se hicieron las ocho de la noche.
-Amor me dijo ella- mi viejo me dejó salir hasta las nueve de la noche
-¿Ya te tenés que ir?
No, no podía. No quería que se vaya. Pero, si quería que el padre la dejara salir devuelta, no tenía opción.
-Te acompaño a la parada
Juntos fuimos abrazados hasta allí. Esperamos el autobús, creo que era el 110.
Apenas llegamos me apoyé en la pared y le pedí un beso. Ella me lo dio. Era mi primer beso y era dulce, hermoso y especial. Nunca lo voy a olvidar.
Pero, dentro de mi cuerpo algo pasó, sentí como que un sello se rompía. Algo se liberaba dentro de mí algo que no era bueno.
Diez minutos después, y casi sin respirar, ella soltó mis labios por que venía andando el autobús.
-¿Nos vemos el próximo sábado?
-De acuerdo dijo ella y se acomodó el pelo- el sábado que viene a la misma hora.
Y así quedamos. Yo volví re contento a mi casa. Mientras viajaba en el subterráneo pensaba en lo loco que había sido nuestro encuentro. Todo fue pura casualidad.
-¡No te quiere!
La voz de mi mente, aquel que habla cuando yo pienso que está todo bien, hablaba conmigo.
-¡Vos cállate! ¡No tenés derecho de hablar así! ¡Esta vez no estoy solo!
La voz rió. Pero no dijo más nada. Yo sabía que él estaba equivocado. ¡Ella me amaba! ¡Y yo más a ella!
Ese día me fui a dormir recordando aquel beso. Pero en sueños comenzó a pasar algo.
Gedeón y sus trescientos hombres llevarían acabo una batalla importante. Él estaba preocupado. ¿Cómo ganar a treinta mil hombres con solo trescientos? ¡Era una locura! Él lo sabía. Pero había alguien allí a su lado Alguien importante. Su Dios, Yahvé, lo había mandado. Aunque a Gedeón no le agradaba lo que veía.
En la distancia podía ver a los inicuos filisteos con sus grandes campañas. Estos habían sido enemigos acérrimos de los Israelitas desde tiempos inmemoriales. Sus dioses no se coincidían. Pero Yahvé era más poderoso y haría caer allí en la llanura de Har-Meguido a sus antiguos enemigos. No había tregua.
Pronto, los filisteos comenzaron a reír del poco ejército que tenía el Dios de Israel y de Judá.
Gedeón se acercó aquella mañana a unos pocos metros del ejército de los filisteos y les dijo:
-Él Dios de Israel y de Judá ha dicho: ¡Arrepiéntanse oh enemigos de Yahvé, o mi furia caerá contra ustedes!
-¿Qué nos rindamos? ¡Tú Dios debe estar de broma! ¡Dile a tu Dios que nuestro dios ha dicho: ¡No podrán contra mis fuerzas! ¡Nosotros venceremos!
Ante la humillación recibida de un Dios falso, Yahvé planto el miedo en los corazones de los difamadores filisteos. Estos, asustados, comenzaron a gritar de pánico.
Gedeón aprovechó el momento de confusión y fue eliminando uno por uno a sus enemigos. Sabía que aquello era obra de su Dios. El espíritu estuvo a su favor y prevaleció. Pronto, la batalla, que no fue sino una masacre, acabo con todos los hombres muertos del bando filisteo y sin un solo herido por parte de los Israelitas.
La fiesta fue inminente. Gedeón festejo bebiendo y comiendo de los manjares que traían en sus campamentos los filisteos. Guardaron un resto para su viaje por el desierto hacia la tierra prometida de Canaán. Allí a su lado estaba él, el ángel que les había salvado: Gatasbael.
¡Despierta Gatasbael!
Segunda tesis.
Mi novia
Pasé la semana escolar pensando en ella. Mi mejor amigo del colegio me recomendó paciencia.
-Se paciente mi Padawan Un Padawan es un aprendiz de Jedi en la historia de La guerra de las galaxias, mi amigo imitaba a Obi Wan Kenobi, personaje de esa saga de películas- La soledad no es eterna, la inquietud lleva al lado oscuro.
-Espero no estés equivocado, maestro Le resalté la última palabra como si él fuera el Jedi y yo el Padawan- ¿Cómo será?
-Confórmate con que sea mujer
-Según ella, no es virgen y solo tiene quince años será lo que será.
-A la nada
Por fin llegó el sábado. Ya casi no lo resistía. Ese día habíamos quedado a las dos. Fui temprano por lo de Kuato y me quedé jugando y chateando un rato. Matías estaba medio depre pero conmigo se hacía el fuerte. No quería demostrar su tristeza. Yo lo entendía. Había esperado años por este momento.
Llegué al Abasto y me paré en una de las columnas en espera de que llegara. Había lavado la ropa que me había prestado mi primo y me la había vuelto a poner. Para colmo esa semana fue una semana húmeda.
Mientras esperaba me ponía a imaginar como sería. Esto es así 40% a que es linda y otro 40% a que es horrible, el otro 20% es incertidumbre.
Vi varias chicas que llegaban vestidas como ella. Pero ninguna se llamaba Graciela.
Una chica que no media más de metro y medio entró. Estaba vestida como ella se había descripto. Pelo largo atado en una cola de caballo, campera y remera negra, y un pantalón negro que le quedaba espectacular. No era muy linda de cara, pero Mientras yo pensaba, ella pasó por mi lado y me miró, pero no me saludo, solo me dirigió una mirada furtiva.
Al cabo de diez minutos se acercó a mí.
-¡Hola! ¿Sos Benjamín?
-Sí, soy yo ¿Vos sos Graciela?
-Sí.
Me puse tan nervioso de hablarle que me olvide de darle un beso.
Nos pusimos a caminar sin abrazarnos, solo caminamos. Ella parecía divertida. Se reía de cualquier tontería que yo dijera.
Llegamos al salón comedor del Shopping. Ella, con su dinero, se compró una torta helada de frutillas. Nos sentamos y empezó la charla.
-¿Y? Contáme que haces de tú vida. ¿Estudias no? Le pregunté a ella.
-Sí, es una escuela técnica
-Ah vas a una técnica, yo también es la número dos de El palomar en Tres de febrero.
-La mía es la número dos de Chacarita Parece que estamos conectados. ¿Te puedo hacer una pregunta? Dijo ella- ¿De donde sacaste mi mail?
-Te explico: Hace algún tiempo una tal Kittyblood publicó una carta en la revista Lazer Está revista se dedicaba al análisis de anime y series de culto, ya no existe- y yo, de bueno que soy, le Hackie la casilla. Allí había un mail que me llamó la atención. Robé el e-mail y te agregué a mi MSN. Lo demás ya lo sabes.
-O sea, ¿Sos un Hacker?
-Algo así, ¿y vos que onda? ¿Tú familia?
-Mi papá, Sergio, es maestro mayor de obras y es insoportable. Mi mamá, Ana, es profesora de inglés y estudia en la UNTREF
-¿La universidad de Tres de febrero?
-Sí, ¿la conoces?
-Solo de nombre, nunca la vi Me contaste por teléfono que tenés una hermana. ¿Puede ser o yo escuché mal?
-Sí, se llama Daniela hizo una pausa y comió un pedacito de la torta helada- ¿Querés saber algo de ella?
-no, nada que ver simple curiosidad.
En ese momento sentí que nuestras almas se tocaban. Nos miramos un segundo a los ojos y nos dimos cuenta de que estábamos destinados a estar juntos. Pero como dice el proverbio Lo bueno siempre es efímero, hasta este momento no soy conciente de lo real que es ésta frase.
La miré y noté que uno de los pelos de su flequillo había caído hacia delante. Por un impulso, se lo corrí de su amplia frente y se lo eché para atrás.
-Gracias
Degustó nuevamente un pedazo de esa torta y me miró. Dejó su cucharita de lado y me dijo
-Benjamín, ¿somos novios o no? Ni siquiera me tomaste la mano desde que llegué. Ni siquiera el beso de saludo me diste
¡Estupido! ¡Re-Estupido! ¡¿Cómo no me avivé?!
-Perdona, es que estaba en otra cosa Instantáneamente le tomé la mano. Suave y ligera como una pluma. Nunca había tenido una experiencia similar Nunca.
Luego de aquella muestra de cariño, nos fuimos abrazados hasta la puerta. Aún no me animaba a darle el beso. Tenía miedo. Toda mi vida me había sentido solo. Único en el mundo. Tal vez aquí había encontrado a mí otro ser de luz e inspiración.
Abrazados allí, bajo la luz de luna de noviembre, me sentía único. Decidí acompañarla a la parada de autobuses. Allí le daría el beso que venía esquivando hacía un tiempo.
Se hicieron las ocho de la noche.
-Amor me dijo ella- mi viejo me dejó salir hasta las nueve de la noche
-¿Ya te tenés que ir?
No, no podía. No quería que se vaya. Pero, si quería que el padre la dejara salir devuelta, no tenía opción.
-Te acompaño a la parada
Juntos fuimos abrazados hasta allí. Esperamos el autobús, creo que era el 110.
Apenas llegamos me apoyé en la pared y le pedí un beso. Ella me lo dio. Era mi primer beso y era dulce, hermoso y especial. Nunca lo voy a olvidar.
Pero, dentro de mi cuerpo algo pasó, sentí como que un sello se rompía. Algo se liberaba dentro de mí algo que no era bueno.
Diez minutos después, y casi sin respirar, ella soltó mis labios por que venía andando el autobús.
-¿Nos vemos el próximo sábado?
-De acuerdo dijo ella y se acomodó el pelo- el sábado que viene a la misma hora.
Y así quedamos. Yo volví re contento a mi casa. Mientras viajaba en el subterráneo pensaba en lo loco que había sido nuestro encuentro. Todo fue pura casualidad.
-¡No te quiere!
La voz de mi mente, aquel que habla cuando yo pienso que está todo bien, hablaba conmigo.
-¡Vos cállate! ¡No tenés derecho de hablar así! ¡Esta vez no estoy solo!
La voz rió. Pero no dijo más nada. Yo sabía que él estaba equivocado. ¡Ella me amaba! ¡Y yo más a ella!
Ese día me fui a dormir recordando aquel beso. Pero en sueños comenzó a pasar algo.
Gedeón y sus trescientos hombres llevarían acabo una batalla importante. Él estaba preocupado. ¿Cómo ganar a treinta mil hombres con solo trescientos? ¡Era una locura! Él lo sabía. Pero había alguien allí a su lado Alguien importante. Su Dios, Yahvé, lo había mandado. Aunque a Gedeón no le agradaba lo que veía.
En la distancia podía ver a los inicuos filisteos con sus grandes campañas. Estos habían sido enemigos acérrimos de los Israelitas desde tiempos inmemoriales. Sus dioses no se coincidían. Pero Yahvé era más poderoso y haría caer allí en la llanura de Har-Meguido a sus antiguos enemigos. No había tregua.
Pronto, los filisteos comenzaron a reír del poco ejército que tenía el Dios de Israel y de Judá.
Gedeón se acercó aquella mañana a unos pocos metros del ejército de los filisteos y les dijo:
-Él Dios de Israel y de Judá ha dicho: ¡Arrepiéntanse oh enemigos de Yahvé, o mi furia caerá contra ustedes!
-¿Qué nos rindamos? ¡Tú Dios debe estar de broma! ¡Dile a tu Dios que nuestro dios ha dicho: ¡No podrán contra mis fuerzas! ¡Nosotros venceremos!
Ante la humillación recibida de un Dios falso, Yahvé planto el miedo en los corazones de los difamadores filisteos. Estos, asustados, comenzaron a gritar de pánico.
Gedeón aprovechó el momento de confusión y fue eliminando uno por uno a sus enemigos. Sabía que aquello era obra de su Dios. El espíritu estuvo a su favor y prevaleció. Pronto, la batalla, que no fue sino una masacre, acabo con todos los hombres muertos del bando filisteo y sin un solo herido por parte de los Israelitas.
La fiesta fue inminente. Gedeón festejo bebiendo y comiendo de los manjares que traían en sus campamentos los filisteos. Guardaron un resto para su viaje por el desierto hacia la tierra prometida de Canaán. Allí a su lado estaba él, el ángel que les había salvado: Gatasbael.
¡Despierta Gatasbael!
Raziel Saehara