14-10-2011, 17:39
Acá esta el capítulo 4. Enjoy it!
Capítulo IV: La fiesta.
-¡¿Qué demonios pasó?! ¡¿Dónde están?!
El doctor miraba una y otra vez las pantallas buscando y buscando a Ghomikian y a su hijo. Sus dedos iban de una punta a la otra del teclado a una velocidad casi extrema. El sudor frío le recorría el rostro hasta terminar en su pecho y de ahí al suelo.
-No los vas a encontrar
La voz vino de un lugar detrás de él, pero luego recordó quién estaba ahí.
-He venido como me pediste dijo la voz oscura y retraída. Díaz lo buscaba a su espalda pero este no se mostraba tan fácil y, considerando que era uno de los siete mejores agentes de DIPA en el mundo, no iba a ser tan fácil verlo. Américo continúo su examen de las pantallas en busca de los desaparecidos- Parece que usan una especie de portal
-¿Un Kenkai?
-Tal vez un derivado Un Kenzora. No hay nada que hacerle. No vas a poder verlos hasta que salgan de ahí.
El Kenkai es un escudo que divide los mundos. Un mundo alternativo donde todo es irreal e infinito y que solo desaparece cuando muere su creador.
El Kenzora es un escudo que utilizan entes demoniacos para esconderse en este mundo. Según la biblia los demonios viven entre nosotros y la única forma de que no los descubran es el mundo paralelo de los Kenzora. Ellos pueden ir y venir de este mundo sin ningún problema gracias a estos.
Díaz solo podía esperar a que salieran de aquel mundo.
La espera se hacía interminable. Por lo pronto, Díaz comenzó a recordar un asuntó de la primaria
-¿Quién fue?
La maestra Silvana quería saber quién había silbado en su hora. ¡No podía permitir que alguien faltara el respeto de esa manera! ¡Menos en su clase!
-No van a salir al recreo hasta que no sepa quien fue el que silbó.
Mauricio lo sabía. Él lo había visto. Pero ¿Quién era él para culpar a otros? No le importaba. Él no se iba a meter.
-¡Fue Ghomikian!
La voz había sido del verdadero culpable: Adrián Carrión.
-¿Vos lo viste? Preguntó interesada la maestra.
El alumno lo afirmó. Ghomikian ni se molestó en contradecir.
-¡Deja de mentir! ¡Fuiste vos Adrián! Mi voz sonó irritada, pero tenía que defender a mi amigo.
De pronto él se puso de pie.
-No me defiendas Américo, Cada uno es responsable de sus propios actos y si él dice que fui yo Ni modo habrá que ver quien es el estúpido que le cree.
La maestra enfurecida le gritó y lo mandó a dirección.
¿Cómo no me había dado cuenta antes? Él trato que le dieron sus compañeros provocó ésta reacción. Y ahora que recuerdo ¡Ninguno de sus ex compañeros estaba exento de culpa! ¡Él único soy yo!
Los pensamientos iban y venían en la cabeza de Américo. ¿Acaso era eso lo que pretendía? ¿Una venganza? ¿Con que fin? ¿En que momento entró en contacto con el demonio?
-¿Qué recordaste Américo? Este se exaltó al escuchar otra voz allí, había olvidado que La parca aún estaba allí. Pero, se le ocurrió una idea- Parca, necesito que me hagas un favor.
-Usted dirá
-Camúflate y entra a la primaria numero 42 de San Martín. Tráeme el expediente de Ghomikian. Hay cosas que no me cierran. Ah y decile a Melody que se infiltre en el cumpleaños y lo vigile.
-Sus deseos son ordenes ¿Y que hay de vos?
-Voy a ir al cuartel general Quiero saber que paso con Lalo.
El cumpleaños empezó. La gente iba llegando con sus regalos. Débora, la madre del niño agasajado, había alquilado para la ocasión un inflable con pelotero para que jugaran los niños mientras los padres, y otros invitados, hacían sociales.
Cuando Ghomikian llegó a la fiesta, fue amablemente recibido por Débora y Damián, su hijo.
-Pasa Mauricio, ponete cómodo
-Acá está el regalo para Damián, no sabía si traerle ropa o algún juguete.. así que le traje ambas dos.
-No tenias que molestarte
-No es molestia dijo él mirando alrededor- ¡Guau! Tenes una linda casa.
La casa a la que se refería Mauricio era mucho más pequeña que la de él pero no por eso menos acogedora. Débora se dio cuenta, tal vez algo en la mirada se lo dijo, de que Mauricio no era sincero. La chica se percató de que el niño aún estaba ahí.
-Facu, andá a jugar adentro
El niño no contestó y en solo un minuto se perdió de vista.
Mauricio entró y fue presentado entre otras madres y padres de los compañeritos del Jardín al cual asistía Facundo.
En un momento de la fiesta, la madre de una compañerita de Facundo se le acercó a Ghomikian.
-Hola, ¿Usted es Ghomikian no?
-Sí, así es. Puede tutearme si gusta.
-Gracias, usted también puede si quiere. ¿Me dijeron por ahí hizo un gesto con la mano como si revolotearan pájaros a su alrededor- que estas divorciado?
-Así es, nos divorciamos apenas nació Facundo, ella vive en España, Madrid más exactamente.
-O sea que está lejos Perdón, no me presenté, Andrea es mi nombre ¿Tú nombre es?
-Mauricio
Siguieron hablando un rato largo. Lo que Mauricio no sabía era que estaba siendo vigilado. La chica, Andrea, es en realidad Melody disfrazada de la madre de Morena, la compañerita de Facundo. La verdadera madre de Morena, la verdadera Andrea, está desmayada en el placard.
Mientras la fiesta continuaba dentro de la casa En el patio techado algo pasaba
Uno a uno los compañeritos de Facundo caían desmayados, con la nariz y bocas ensangrentados Una de las madres se dio cuenta de lo que sucedía y comenzó a gritar. De un momento a otro todo era un caos. Nadie sabía para donde correr o que hacer. El griterío estaba por todos lados. Pronto, los gritos inundaron el lugar.
-¡Llamen a una ambulancia!
-¡Luciano!
-¡Ey! ¡Ayúdenme acá!
Entre medio de la confusión vio que Andrea no iba corriendo hacia su hija sino que se quedaba allí, parada, asustada, estaba pálida. Ghomikian, que aún no había visto a su hijo, se acercó a ella.
-¿Qué pasa Andrea? Estás pálida
-Tú hijo Míralo.
Nadie se había percatado. Nadie lo observaba. Entre el griterío se escuchó el grito del niño.
-¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Déjame en paz! -Gritó el niño, provocando así una onda expansiva que rompió todos los vidrios del lugar.
En medio de la confusión, Ghomikian corrió a través de las ondas expansivas y llegó hasta su hijo. Al abrazarlo, el rugido se calmó y Facundo cayó al suelo desmayado.
Ghomikian sabía lo que pasaba. La sombra se estaba apoderando del cuerpo del niño y había liberado su poder devastador.
La ambulancia llegó y corroboró que los niños, a pesar de haber perdido mucha sangre, estaban bien. Lo único que les extrañó a los médicos es que los niños tenían moretones de golpes. ¿Cómo fue que paso eso? Además, TODOS los niños estaban moretoneados.
Ghomikian maldijo para sí mismo. No podía quedarse todo ese día en el hospital. El poder tenía un límite de cinco días. ¡Maldición!
Mientras tanto en la escuela donde había cursado Ghomikian, un hombre vestido de negro y apoyado en un bastón ojeaba los archivos del colegio.
-Bien, esto servirá
Y se enrolló como si fuera una cortina. Apareció de vuelta en una sala con una mesa circular. Allí, en aquel cuarto, sus poderes eran anulados. Allí era la central de DIPA.
Díaz, que por medio de unas cámaras seguía los movimientos de Ghomikian, el coqueteo de Melody y el despertar del poder del niño, se sobresaltó al escuchar el ¡Plop! Por el cual había aparecido su compañero.
-Llegaste Parca Vení a ver esto La parca, que no se dejaba ver en ningún lado salvo en la central, se acercó apoyándose en su bastón. Caminaba como si no estuviera acostumbrado a ello, como si volar o flotar fueran más normal.
-¿Qué ha pasado en la fiesta?
-Melody ha hecho contacto con él y, de un momento a otro, todo se volvió un caos.
-¡Ja! Propio de las sombras. En un segundo voltear todo para arriba.
-Al parecer de quien debemos cuidarnos no es de Ghomikian sino de ese niño. Al parecer, él es el que posee el Alma de la sombra Díaz miró a la Parca a los ojos y vio que estos eran blancos en su totalidad- Nunca te había mirado a los ojos, vaya, son blancos.
-¿Te asombra?
-No, en realidad no. Tienes el poder de desaparecer y esconderte en las sombras, ojos blancos y no hay ni rastros de tu pasado en los archivos. ¡Je! Américo sonrió- ¡Eres un fantasma perfecto! ¡Una parca perfecta!
La parca solo se mantuvo en silencio. No sabía si aquello era un cumplido o un insulto.
-¿Trajiste lo que te pedí? Inquirió Américo.
-Aquí está.
El médico tomó entre sus manos los papeles que le dejó la Parca. Los observó un rato largo y luego dio un silbido pronunciado.
-No recordaba todo esto de mi amigo. Con razón quiere vengarse de sus compañeros.
Américo pareció pensar por un instante y luego agregó:
-Es mejor que vaya al hospital a cumplir con mi labor
-Américo tené cuidado, vos no conoces a Enrique
-Y vos tampoco a mí abrió la puerta y se fue.
Capítulo IV: La fiesta.
-¡¿Qué demonios pasó?! ¡¿Dónde están?!
El doctor miraba una y otra vez las pantallas buscando y buscando a Ghomikian y a su hijo. Sus dedos iban de una punta a la otra del teclado a una velocidad casi extrema. El sudor frío le recorría el rostro hasta terminar en su pecho y de ahí al suelo.
-No los vas a encontrar
La voz vino de un lugar detrás de él, pero luego recordó quién estaba ahí.
-He venido como me pediste dijo la voz oscura y retraída. Díaz lo buscaba a su espalda pero este no se mostraba tan fácil y, considerando que era uno de los siete mejores agentes de DIPA en el mundo, no iba a ser tan fácil verlo. Américo continúo su examen de las pantallas en busca de los desaparecidos- Parece que usan una especie de portal
-¿Un Kenkai?
-Tal vez un derivado Un Kenzora. No hay nada que hacerle. No vas a poder verlos hasta que salgan de ahí.
El Kenkai es un escudo que divide los mundos. Un mundo alternativo donde todo es irreal e infinito y que solo desaparece cuando muere su creador.
El Kenzora es un escudo que utilizan entes demoniacos para esconderse en este mundo. Según la biblia los demonios viven entre nosotros y la única forma de que no los descubran es el mundo paralelo de los Kenzora. Ellos pueden ir y venir de este mundo sin ningún problema gracias a estos.
Díaz solo podía esperar a que salieran de aquel mundo.
La espera se hacía interminable. Por lo pronto, Díaz comenzó a recordar un asuntó de la primaria
-¿Quién fue?
La maestra Silvana quería saber quién había silbado en su hora. ¡No podía permitir que alguien faltara el respeto de esa manera! ¡Menos en su clase!
-No van a salir al recreo hasta que no sepa quien fue el que silbó.
Mauricio lo sabía. Él lo había visto. Pero ¿Quién era él para culpar a otros? No le importaba. Él no se iba a meter.
-¡Fue Ghomikian!
La voz había sido del verdadero culpable: Adrián Carrión.
-¿Vos lo viste? Preguntó interesada la maestra.
El alumno lo afirmó. Ghomikian ni se molestó en contradecir.
-¡Deja de mentir! ¡Fuiste vos Adrián! Mi voz sonó irritada, pero tenía que defender a mi amigo.
De pronto él se puso de pie.
-No me defiendas Américo, Cada uno es responsable de sus propios actos y si él dice que fui yo Ni modo habrá que ver quien es el estúpido que le cree.
La maestra enfurecida le gritó y lo mandó a dirección.
¿Cómo no me había dado cuenta antes? Él trato que le dieron sus compañeros provocó ésta reacción. Y ahora que recuerdo ¡Ninguno de sus ex compañeros estaba exento de culpa! ¡Él único soy yo!
Los pensamientos iban y venían en la cabeza de Américo. ¿Acaso era eso lo que pretendía? ¿Una venganza? ¿Con que fin? ¿En que momento entró en contacto con el demonio?
-¿Qué recordaste Américo? Este se exaltó al escuchar otra voz allí, había olvidado que La parca aún estaba allí. Pero, se le ocurrió una idea- Parca, necesito que me hagas un favor.
-Usted dirá
-Camúflate y entra a la primaria numero 42 de San Martín. Tráeme el expediente de Ghomikian. Hay cosas que no me cierran. Ah y decile a Melody que se infiltre en el cumpleaños y lo vigile.
-Sus deseos son ordenes ¿Y que hay de vos?
-Voy a ir al cuartel general Quiero saber que paso con Lalo.
El cumpleaños empezó. La gente iba llegando con sus regalos. Débora, la madre del niño agasajado, había alquilado para la ocasión un inflable con pelotero para que jugaran los niños mientras los padres, y otros invitados, hacían sociales.
Cuando Ghomikian llegó a la fiesta, fue amablemente recibido por Débora y Damián, su hijo.
-Pasa Mauricio, ponete cómodo
-Acá está el regalo para Damián, no sabía si traerle ropa o algún juguete.. así que le traje ambas dos.
-No tenias que molestarte
-No es molestia dijo él mirando alrededor- ¡Guau! Tenes una linda casa.
La casa a la que se refería Mauricio era mucho más pequeña que la de él pero no por eso menos acogedora. Débora se dio cuenta, tal vez algo en la mirada se lo dijo, de que Mauricio no era sincero. La chica se percató de que el niño aún estaba ahí.
-Facu, andá a jugar adentro
El niño no contestó y en solo un minuto se perdió de vista.
Mauricio entró y fue presentado entre otras madres y padres de los compañeritos del Jardín al cual asistía Facundo.
En un momento de la fiesta, la madre de una compañerita de Facundo se le acercó a Ghomikian.
-Hola, ¿Usted es Ghomikian no?
-Sí, así es. Puede tutearme si gusta.
-Gracias, usted también puede si quiere. ¿Me dijeron por ahí hizo un gesto con la mano como si revolotearan pájaros a su alrededor- que estas divorciado?
-Así es, nos divorciamos apenas nació Facundo, ella vive en España, Madrid más exactamente.
-O sea que está lejos Perdón, no me presenté, Andrea es mi nombre ¿Tú nombre es?
-Mauricio
Siguieron hablando un rato largo. Lo que Mauricio no sabía era que estaba siendo vigilado. La chica, Andrea, es en realidad Melody disfrazada de la madre de Morena, la compañerita de Facundo. La verdadera madre de Morena, la verdadera Andrea, está desmayada en el placard.
Mientras la fiesta continuaba dentro de la casa En el patio techado algo pasaba
Uno a uno los compañeritos de Facundo caían desmayados, con la nariz y bocas ensangrentados Una de las madres se dio cuenta de lo que sucedía y comenzó a gritar. De un momento a otro todo era un caos. Nadie sabía para donde correr o que hacer. El griterío estaba por todos lados. Pronto, los gritos inundaron el lugar.
-¡Llamen a una ambulancia!
-¡Luciano!
-¡Ey! ¡Ayúdenme acá!
Entre medio de la confusión vio que Andrea no iba corriendo hacia su hija sino que se quedaba allí, parada, asustada, estaba pálida. Ghomikian, que aún no había visto a su hijo, se acercó a ella.
-¿Qué pasa Andrea? Estás pálida
-Tú hijo Míralo.
Nadie se había percatado. Nadie lo observaba. Entre el griterío se escuchó el grito del niño.
-¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Déjame en paz! -Gritó el niño, provocando así una onda expansiva que rompió todos los vidrios del lugar.
En medio de la confusión, Ghomikian corrió a través de las ondas expansivas y llegó hasta su hijo. Al abrazarlo, el rugido se calmó y Facundo cayó al suelo desmayado.
Ghomikian sabía lo que pasaba. La sombra se estaba apoderando del cuerpo del niño y había liberado su poder devastador.
La ambulancia llegó y corroboró que los niños, a pesar de haber perdido mucha sangre, estaban bien. Lo único que les extrañó a los médicos es que los niños tenían moretones de golpes. ¿Cómo fue que paso eso? Además, TODOS los niños estaban moretoneados.
Ghomikian maldijo para sí mismo. No podía quedarse todo ese día en el hospital. El poder tenía un límite de cinco días. ¡Maldición!
Mientras tanto en la escuela donde había cursado Ghomikian, un hombre vestido de negro y apoyado en un bastón ojeaba los archivos del colegio.
-Bien, esto servirá
Y se enrolló como si fuera una cortina. Apareció de vuelta en una sala con una mesa circular. Allí, en aquel cuarto, sus poderes eran anulados. Allí era la central de DIPA.
Díaz, que por medio de unas cámaras seguía los movimientos de Ghomikian, el coqueteo de Melody y el despertar del poder del niño, se sobresaltó al escuchar el ¡Plop! Por el cual había aparecido su compañero.
-Llegaste Parca Vení a ver esto La parca, que no se dejaba ver en ningún lado salvo en la central, se acercó apoyándose en su bastón. Caminaba como si no estuviera acostumbrado a ello, como si volar o flotar fueran más normal.
-¿Qué ha pasado en la fiesta?
-Melody ha hecho contacto con él y, de un momento a otro, todo se volvió un caos.
-¡Ja! Propio de las sombras. En un segundo voltear todo para arriba.
-Al parecer de quien debemos cuidarnos no es de Ghomikian sino de ese niño. Al parecer, él es el que posee el Alma de la sombra Díaz miró a la Parca a los ojos y vio que estos eran blancos en su totalidad- Nunca te había mirado a los ojos, vaya, son blancos.
-¿Te asombra?
-No, en realidad no. Tienes el poder de desaparecer y esconderte en las sombras, ojos blancos y no hay ni rastros de tu pasado en los archivos. ¡Je! Américo sonrió- ¡Eres un fantasma perfecto! ¡Una parca perfecta!
La parca solo se mantuvo en silencio. No sabía si aquello era un cumplido o un insulto.
-¿Trajiste lo que te pedí? Inquirió Américo.
-Aquí está.
El médico tomó entre sus manos los papeles que le dejó la Parca. Los observó un rato largo y luego dio un silbido pronunciado.
-No recordaba todo esto de mi amigo. Con razón quiere vengarse de sus compañeros.
Américo pareció pensar por un instante y luego agregó:
-Es mejor que vaya al hospital a cumplir con mi labor
-Américo tené cuidado, vos no conoces a Enrique
-Y vos tampoco a mí abrió la puerta y se fue.
Raziel Saehara