19-06-2012, 15:05
Es un cuento medio raro, pero esta bueno... es distinto a lo que escribo normalmente
Miguel y el ciego
Estaba sentado en el banco de la plaza junto a mi perro lazarillo. Sentí que alguien se sentó a mi lado. Su aroma no me era conocido.
-¿Qué día no? Dijo él.
-Lo siento, pero no puedo ver mi entorno. Solo veo luces y cosas sin forma definida.
-Ojala yo pudiera quedar ciego. Disculpe que se lo diga así pero no veo mucha vida en este lugar.
-no lo entiendo, ¿no es feliz viendo?
-¿Usted sería feliz viendo a la gente sufrir, morir de hambre y no poder ayudarlos?
-La verdad que no. Pero, ¿usted puede ver a su familia? ¡Lo que daría yo por ver de vuelta!
El silencio se hizo en la plaza. Solo se escuchaba el jadeó del perro.
-¿Cómo obtuvo la ceguera? Preguntó el hombre.
-Diabetes desde los tres años, mis padres, y luego yo, me cuidaban a raja tabla. Sin embargo hace cuatro años me agarro una ceguera galopante y fui quedando ciego. Mi perro es mi único compañero.
-¿Y su familia? Preguntó el hombre.
-¿Por qué tendría que hablarle a usted de eso?
-No se, ¿Por qué no podría? dijo él- ¿acaso pierde algo?
El ciego sintió un gran misterio en aquel hombre.
-Primero podría presentarse ¿no?
-Bueno, me llamo Miguel y tengo 33 años.
-Hábleme de su familia Pidió el ciego.
-Mi madre es una santa, siempre me ayuda en lo que puede. Mi padrastro tiene una carpintería. Mi padre verdadero me dejo con mi madre apenas esta quedó embarazada.
-Con razón desea ser ciego. Sabe, mi padre también me abandonó. Mi madre es una bailarina en un salón de caballeros. Ella es la única que me comprende.
El silencio se hizo.
-¿está ahí?
-¿Usted cree en Dios? Preguntó Miguel.
El ciego sintió que Miguel mezclaba barro con su saliva.
-¿Qué hace?
El barro tocó los ojos del ciego y este volvió a ver.
-¿Cómo lo hizo?
-¿No le dije que soy Miguel? El arcángel Miguel
El hombre vió un gran destello y sintió el calor en su corazón.
Una segunda oportunidad para vivir
Miguel y el ciego
Estaba sentado en el banco de la plaza junto a mi perro lazarillo. Sentí que alguien se sentó a mi lado. Su aroma no me era conocido.
-¿Qué día no? Dijo él.
-Lo siento, pero no puedo ver mi entorno. Solo veo luces y cosas sin forma definida.
-Ojala yo pudiera quedar ciego. Disculpe que se lo diga así pero no veo mucha vida en este lugar.
-no lo entiendo, ¿no es feliz viendo?
-¿Usted sería feliz viendo a la gente sufrir, morir de hambre y no poder ayudarlos?
-La verdad que no. Pero, ¿usted puede ver a su familia? ¡Lo que daría yo por ver de vuelta!
El silencio se hizo en la plaza. Solo se escuchaba el jadeó del perro.
-¿Cómo obtuvo la ceguera? Preguntó el hombre.
-Diabetes desde los tres años, mis padres, y luego yo, me cuidaban a raja tabla. Sin embargo hace cuatro años me agarro una ceguera galopante y fui quedando ciego. Mi perro es mi único compañero.
-¿Y su familia? Preguntó el hombre.
-¿Por qué tendría que hablarle a usted de eso?
-No se, ¿Por qué no podría? dijo él- ¿acaso pierde algo?
El ciego sintió un gran misterio en aquel hombre.
-Primero podría presentarse ¿no?
-Bueno, me llamo Miguel y tengo 33 años.
-Hábleme de su familia Pidió el ciego.
-Mi madre es una santa, siempre me ayuda en lo que puede. Mi padrastro tiene una carpintería. Mi padre verdadero me dejo con mi madre apenas esta quedó embarazada.
-Con razón desea ser ciego. Sabe, mi padre también me abandonó. Mi madre es una bailarina en un salón de caballeros. Ella es la única que me comprende.
El silencio se hizo.
-¿está ahí?
-¿Usted cree en Dios? Preguntó Miguel.
El ciego sintió que Miguel mezclaba barro con su saliva.
-¿Qué hace?
El barro tocó los ojos del ciego y este volvió a ver.
-¿Cómo lo hizo?
-¿No le dije que soy Miguel? El arcángel Miguel
El hombre vió un gran destello y sintió el calor en su corazón.
Una segunda oportunidad para vivir
Raziel Saehara