21-10-2012, 23:10
(Última modificación: 21-10-2012, 23:11 por Raziel_Saehara.)
En el frío suelo de las mazmorras subterráneas se despertó y vio unos zapatos blancos de cuero de dragón. Lentamente se puso en pie. Belén, la Reina roja, no había muerto. Solo tenía que obedecer órdenes. En este caso de Gerard que era sin dudas su superior.
-¿Has descansado bien Belén?
Se sentía como si hubiese dormido una eternidad. Por supuesto era uno de los efectos de la inyección que se había dado. Había seguido las instrucciones de su maestro. Ese niño de Kait era muy confiado.
Gerard se dirigió a donde estaba la espada de la escarcha. Él, como cualquier otro clérigo, podía sostener la espada sin quemarse. La espada fue hecha sin dudas de un metal legendario: Oricalco. Se decía que era indestructible y el aura que emanaba era sin lugar a dudas poderosa.
-Muy bien hecho, Belén. Has ganado mi confianza. Pero no así la del círculo de magos. Debemos recurrir a los altos mandos de la cofradía si es que aún sigues queriendo entrar.
Belén estaba contenta. Su Maestro le indicaba la indicación de la cofradía. Siempre había soñado ser parte del puño de Odín. Cada una de las manos del puño de Odín, las cuales tienen a su vez cuatro integrantes, son seis en total. El líder del puño de Odín era sin dudas un tipo de asesino jamás visto y con un poder tal que podría matar solo con la mirada. Nadie lo nombraba, no, nunca.
Los jefes de la cofradía denominada el puño de Odín eran seis. Cada uno con un título. En el caso de Gerard, se había unido tan solo un ciclo antes y había ascendido de puesto rápidamente. Pero en su interior Gerard sabía que era del grupo más débil y al cual le faltaba un integrante. Ishtar se había negado incluso cuando el mismísimo patriarca se lo había pedido.
Detrás de Gerard apareció tocando una melodía quien supuestamente estaba muerto. El líder de los hombres toro y a quien en teoría había matado Gerard: Yuz.
Ni Belén ni Gerard se sorprendieron al verlo. Por supuesto, él era el segundo integrante. Aún les quedaba buscar alguien poderoso. La melodía de Yuz hacia saltar sus corazones de alegría. De pronto dejó de tocar.
-Parece que Ishtar finalmente murió. Lastima, era fuerte Los ojos de Yuz brillaban con una tonalidad que podría haber sido tomada como socarrona- estamos los tres. ¿Cuál es el plan ahora Gerard?
Gerard se cruzó de brazos mientras guardaba la espada en una vaina. Según el patriarca le había dicho necesitaban al otro miembro. Revisando su destino mediante un poderoso conjuro el patriarca les dijo que lo encontrarían allí.
Había tres posibilidades: Una chica, un chico o No quería ni pensar en la otra posibilidad. Él debía elegir.
-¿Qué pensás Gerard?
Belén le sonreía. Yuz seguía tocando la flauta. El niño, que iba en cueros, no dejaba de tocar el instrumento de música. Por otro lado, Belén no podía aparecer en su casa como si nada ya que la tienda de armas era una treta para engañar a Kait. Ishtar fue testigo de su poder en la taberna que fue atacada por los hombres toro Que dominaba Yuz- y sería una pavada ir y traer su alma desde Niflheim. Pero si se traía un alma debía dejar un alma. Tal vez Sí, pan comido.
-Belén Está lo miró a los ojos que aún mantenía cerrados- ¿T e quedan de esos polvos de alquimista?
Ella asintió.
-¿A dónde vamos socio?
A la fiesta del rey.
-Veo que se te ha ocurrido la misma idea que a mí
-Sí, llévanos allí.
Belén hizo que una de sus manos entrara en la bolsa donde llevaba aquellos polvos. Ishtar, solo espéranos.
{ Este tema ha sido editado, no postees tan rápido, editá }
Su bronca y rabia había subido a niveles inconmensurables. Ishtar muerto. Belén muerta. ¡Y ese maldito clérigo! ¡Por la memoria de Ishtar que lo vengaría! Traería su alma desde el inframundo si era necesario. Prestó atención al camino mientras este ascendía perpendicularmente. Los calabozos ya habían quedado atrás al igual que su amigo. ¿Quién lo habría matado? Pensar en ello le estaba dando dolor de cabeza.
Mientras seguía subiendo la cuesta se le ocurrió algo. ¿Era un clérigo evanescente? ¿Había dicho que era “del puño de Odín”? ¿Qué demonios era eso? Parecía el nombre de una secta de asesinos… Sí, ahora lo recordaba. “Alguien” en una ocasión, justo después de perder la memoria, le había dicho que su padre estaba en aquella cofradía. Igualmente antes de investigar más debía salir de ahí. Debía averiguar quien era ese tal “Wikof” y que demonios eran los “Einherjer”, para ello debía seguir el consejo de Ishtar: “Ir a Axaroth”. Este lugar quedaba pasando el monte de fuego. Allí, en ese monte, se decía fueron forjados los gigantes de lava en la edad heroica. Se decía también que dentro del momento vivía un dragón huraño.
Los dragones podían vivir miles de años y cuanto más viejos eran más podían usar la conciencia.
La conciencia fue lo único que quedó intacto después del caos causado por Loki y sus hijos.
Loki era sin embargo uno de los dioses más conflictivos de todos los que sostenían el Yggdrasil (El Árbol de la vida) y en cuya leyenda se basa Midgard (la tierra media). Desde que Loki causó el Ragnarok habían pasado alrededor de mil ciclos según el calendario Obtruniano. Los ciclos se basan en puertas. Según las mismas fuentes, cada día que pasa se destruye una puerta y se crea una nueva, por que la anterior fue destruida por otro Ragnarok, y remplaza a la vieja puerta. Sin embargo esto trae una diferencia de puertas entre una y otra. Por ejemplo: Si me encontrase en la puerta cinco de un mes en particular justo a la hora del cambio, una parte de mi alma quedaría atrapada entre las puertas. Por esa razón el único que sabe con exactitud donde se abren las puertas es el rey de Miltran.
De repente y sin aviso, al doblar una esquina Kait, se encontró algo que no esperaba: Luz al final. ¿Qué se encontraría allí? Aún no sabía lo que le esperaba. Se acercó con cautela a la puerta de donde provenía la luz y olisqueó el aire además de prestar suma atención a los sonidos. No se escuchaba sonido alguno proveniente así que salió de su escondite.
¡Hubiese preferido quedarse en los calabozos! Primero la luz lo segó, pero lentamente fue viendo el panorama. Allí, en el salón de baile, estaban todos muertos. ¡Que demonios estaba pasando! ¿Quién había hecho aquello?
-¿Sorprendido?
La que había hablado era una chica cuya voz era suave. No le sorprendió en lo más mínimo. Ya nada le sorprendía. Se dio vuelta y la miró. No era Belén, sin embargo su voz era parecida.
-¿Quién eres?
La chica sonrió y ladeó ligeramente la cabeza mirando el panorama. Camino lentamente y con finura hacia el salón de baile. Este era enorme. Poseía un techo de cristal ennegrecido por el calor y la sangre de los cuerpos desmembrados.
-¡Es genial! ¿No? –Dijo la chica tomando una de las manos de alguien allí asesinado y arrancándola de cuajo.
A Kait le dio tanto asco que casi vomita. Las nauseas lo mareaban. Pero aun así tomó fuerzas y no retrocedió.
-¿Quién eres?
La chica lo observó intrigada.
-¿No me vas a agradecer? Te limpié el camino. Ya no tenés enemigos… Acá.
Kait no sabía si darle las gracias o vomitar. La joven tomó el brazo y usando la frase “Aún está fresco” lo empezó a masticar.
El silencio se hizo en todo el lugar. ¿Quién era esta chica? Solo podía ser alguien…
-¿Sos la hija de Hela? –Preguntó inquieto él.
La chica no respondió. Solo masticó y bebió la sangre de aquel cadáver.
-Ha decir verdad, yo no hice nada de esto, fueron unos conocidos tuyos. Solo he venido a advertirte… No vayas a Axaroth, no busques tu pasado. Sigue viviendo en tú árbol y no molestes, o Mamá se pondrá triste. Bueno, debo irme… Recuerda, no vayas a Axaroth.
La joven lo miró y desapareció dejando el brazo mordido y carcomido del hombre que estaba allí muerto.
Kait caminó entre los muertos buscando al conde de Jiran. No estaba allí. ¿Quién podría haber hecho algo así? Quien sea que fuera tenía una fuerza descomunal. Tenía que aprovechar la oportunidad y salir del castillo. Se acercó a uno de los ventanales y convocó a la conciencia.
Más allá de todo aún conservaba aquel báculo dorado que encontró en la tumba de Ishtar. No quisiera pensar en él pero había sido casi como un padre para él.
Usando la conciencia del báculo hizo que le salieran unas alas con lo cual se tiró al vacío. Sin chistar, sin reír… Solo tristeza. Una abundante tristeza.
Desde el pico más alto de la torre más alta tres personajes vieron al chico volando sobre los cielos de Syrup: Belén, Gerard y Yuz. Aunque había alguien más con ellos. Su forma era indefinida pero seguramente habría de ser humano. Parecía golpeado casi hasta el punto de la muerte. Los tres sonrieron y se evaporaron de allí. Tenía que hacer un trato y ya tenían el alma que iban a dar a cambio.
-¿Has descansado bien Belén?
Se sentía como si hubiese dormido una eternidad. Por supuesto era uno de los efectos de la inyección que se había dado. Había seguido las instrucciones de su maestro. Ese niño de Kait era muy confiado.
Gerard se dirigió a donde estaba la espada de la escarcha. Él, como cualquier otro clérigo, podía sostener la espada sin quemarse. La espada fue hecha sin dudas de un metal legendario: Oricalco. Se decía que era indestructible y el aura que emanaba era sin lugar a dudas poderosa.
-Muy bien hecho, Belén. Has ganado mi confianza. Pero no así la del círculo de magos. Debemos recurrir a los altos mandos de la cofradía si es que aún sigues queriendo entrar.
Belén estaba contenta. Su Maestro le indicaba la indicación de la cofradía. Siempre había soñado ser parte del puño de Odín. Cada una de las manos del puño de Odín, las cuales tienen a su vez cuatro integrantes, son seis en total. El líder del puño de Odín era sin dudas un tipo de asesino jamás visto y con un poder tal que podría matar solo con la mirada. Nadie lo nombraba, no, nunca.
Los jefes de la cofradía denominada el puño de Odín eran seis. Cada uno con un título. En el caso de Gerard, se había unido tan solo un ciclo antes y había ascendido de puesto rápidamente. Pero en su interior Gerard sabía que era del grupo más débil y al cual le faltaba un integrante. Ishtar se había negado incluso cuando el mismísimo patriarca se lo había pedido.
Detrás de Gerard apareció tocando una melodía quien supuestamente estaba muerto. El líder de los hombres toro y a quien en teoría había matado Gerard: Yuz.
Ni Belén ni Gerard se sorprendieron al verlo. Por supuesto, él era el segundo integrante. Aún les quedaba buscar alguien poderoso. La melodía de Yuz hacia saltar sus corazones de alegría. De pronto dejó de tocar.
-Parece que Ishtar finalmente murió. Lastima, era fuerte Los ojos de Yuz brillaban con una tonalidad que podría haber sido tomada como socarrona- estamos los tres. ¿Cuál es el plan ahora Gerard?
Gerard se cruzó de brazos mientras guardaba la espada en una vaina. Según el patriarca le había dicho necesitaban al otro miembro. Revisando su destino mediante un poderoso conjuro el patriarca les dijo que lo encontrarían allí.
Había tres posibilidades: Una chica, un chico o No quería ni pensar en la otra posibilidad. Él debía elegir.
-¿Qué pensás Gerard?
Belén le sonreía. Yuz seguía tocando la flauta. El niño, que iba en cueros, no dejaba de tocar el instrumento de música. Por otro lado, Belén no podía aparecer en su casa como si nada ya que la tienda de armas era una treta para engañar a Kait. Ishtar fue testigo de su poder en la taberna que fue atacada por los hombres toro Que dominaba Yuz- y sería una pavada ir y traer su alma desde Niflheim. Pero si se traía un alma debía dejar un alma. Tal vez Sí, pan comido.
-Belén Está lo miró a los ojos que aún mantenía cerrados- ¿T e quedan de esos polvos de alquimista?
Ella asintió.
-¿A dónde vamos socio?
A la fiesta del rey.
-Veo que se te ha ocurrido la misma idea que a mí
-Sí, llévanos allí.
Belén hizo que una de sus manos entrara en la bolsa donde llevaba aquellos polvos. Ishtar, solo espéranos.
{ Este tema ha sido editado, no postees tan rápido, editá }
Su bronca y rabia había subido a niveles inconmensurables. Ishtar muerto. Belén muerta. ¡Y ese maldito clérigo! ¡Por la memoria de Ishtar que lo vengaría! Traería su alma desde el inframundo si era necesario. Prestó atención al camino mientras este ascendía perpendicularmente. Los calabozos ya habían quedado atrás al igual que su amigo. ¿Quién lo habría matado? Pensar en ello le estaba dando dolor de cabeza.
Mientras seguía subiendo la cuesta se le ocurrió algo. ¿Era un clérigo evanescente? ¿Había dicho que era “del puño de Odín”? ¿Qué demonios era eso? Parecía el nombre de una secta de asesinos… Sí, ahora lo recordaba. “Alguien” en una ocasión, justo después de perder la memoria, le había dicho que su padre estaba en aquella cofradía. Igualmente antes de investigar más debía salir de ahí. Debía averiguar quien era ese tal “Wikof” y que demonios eran los “Einherjer”, para ello debía seguir el consejo de Ishtar: “Ir a Axaroth”. Este lugar quedaba pasando el monte de fuego. Allí, en ese monte, se decía fueron forjados los gigantes de lava en la edad heroica. Se decía también que dentro del momento vivía un dragón huraño.
Los dragones podían vivir miles de años y cuanto más viejos eran más podían usar la conciencia.
La conciencia fue lo único que quedó intacto después del caos causado por Loki y sus hijos.
Loki era sin embargo uno de los dioses más conflictivos de todos los que sostenían el Yggdrasil (El Árbol de la vida) y en cuya leyenda se basa Midgard (la tierra media). Desde que Loki causó el Ragnarok habían pasado alrededor de mil ciclos según el calendario Obtruniano. Los ciclos se basan en puertas. Según las mismas fuentes, cada día que pasa se destruye una puerta y se crea una nueva, por que la anterior fue destruida por otro Ragnarok, y remplaza a la vieja puerta. Sin embargo esto trae una diferencia de puertas entre una y otra. Por ejemplo: Si me encontrase en la puerta cinco de un mes en particular justo a la hora del cambio, una parte de mi alma quedaría atrapada entre las puertas. Por esa razón el único que sabe con exactitud donde se abren las puertas es el rey de Miltran.
De repente y sin aviso, al doblar una esquina Kait, se encontró algo que no esperaba: Luz al final. ¿Qué se encontraría allí? Aún no sabía lo que le esperaba. Se acercó con cautela a la puerta de donde provenía la luz y olisqueó el aire además de prestar suma atención a los sonidos. No se escuchaba sonido alguno proveniente así que salió de su escondite.
¡Hubiese preferido quedarse en los calabozos! Primero la luz lo segó, pero lentamente fue viendo el panorama. Allí, en el salón de baile, estaban todos muertos. ¡Que demonios estaba pasando! ¿Quién había hecho aquello?
-¿Sorprendido?
La que había hablado era una chica cuya voz era suave. No le sorprendió en lo más mínimo. Ya nada le sorprendía. Se dio vuelta y la miró. No era Belén, sin embargo su voz era parecida.
-¿Quién eres?
La chica sonrió y ladeó ligeramente la cabeza mirando el panorama. Camino lentamente y con finura hacia el salón de baile. Este era enorme. Poseía un techo de cristal ennegrecido por el calor y la sangre de los cuerpos desmembrados.
-¡Es genial! ¿No? –Dijo la chica tomando una de las manos de alguien allí asesinado y arrancándola de cuajo.
A Kait le dio tanto asco que casi vomita. Las nauseas lo mareaban. Pero aun así tomó fuerzas y no retrocedió.
-¿Quién eres?
La chica lo observó intrigada.
-¿No me vas a agradecer? Te limpié el camino. Ya no tenés enemigos… Acá.
Kait no sabía si darle las gracias o vomitar. La joven tomó el brazo y usando la frase “Aún está fresco” lo empezó a masticar.
El silencio se hizo en todo el lugar. ¿Quién era esta chica? Solo podía ser alguien…
-¿Sos la hija de Hela? –Preguntó inquieto él.
La chica no respondió. Solo masticó y bebió la sangre de aquel cadáver.
-Ha decir verdad, yo no hice nada de esto, fueron unos conocidos tuyos. Solo he venido a advertirte… No vayas a Axaroth, no busques tu pasado. Sigue viviendo en tú árbol y no molestes, o Mamá se pondrá triste. Bueno, debo irme… Recuerda, no vayas a Axaroth.
La joven lo miró y desapareció dejando el brazo mordido y carcomido del hombre que estaba allí muerto.
Kait caminó entre los muertos buscando al conde de Jiran. No estaba allí. ¿Quién podría haber hecho algo así? Quien sea que fuera tenía una fuerza descomunal. Tenía que aprovechar la oportunidad y salir del castillo. Se acercó a uno de los ventanales y convocó a la conciencia.
Más allá de todo aún conservaba aquel báculo dorado que encontró en la tumba de Ishtar. No quisiera pensar en él pero había sido casi como un padre para él.
Usando la conciencia del báculo hizo que le salieran unas alas con lo cual se tiró al vacío. Sin chistar, sin reír… Solo tristeza. Una abundante tristeza.
Desde el pico más alto de la torre más alta tres personajes vieron al chico volando sobre los cielos de Syrup: Belén, Gerard y Yuz. Aunque había alguien más con ellos. Su forma era indefinida pero seguramente habría de ser humano. Parecía golpeado casi hasta el punto de la muerte. Los tres sonrieron y se evaporaron de allí. Tenía que hacer un trato y ya tenían el alma que iban a dar a cambio.
Raziel Saehara