08-06-2012, 12:22
Este cuento lo hice hoy y es uno de mis preferidos. Disfrutenlo. Ja ne!
La chica fácil.
Estábamos en un yate del amigo de un amigo que me había invitado a mí y a unos cuantos más. El tipo era muy Open Mind como dicen ahora y había invitado unas cuantas chicas. Todas muy lindas y fáciles.
Había agarrado mi Martini de la barra cuando una rubia deslumbrantemente linda se me acercó.
-¿Te gusta la fiesta amor? Preguntó ella.
-La verdad, odio las chicas fáciles y este barco esta lleno de ellas.
Me sonrió y me sacó a bailar, medio a la fuerza. Inútilmente me enseñaba los pasos de la música. En un momento que le empezaba a agarrar la onda al baile, se acercó a mi oído y me dijo:
-¿Haces el amor de la misma manera en que bailas?
La miré y me señalo un camarote. Estuve de acuerdo. Hicimos el amor hasta cansarnos. Terminamos el asunto y me dio su teléfono. A decir verdad la chica se movía con experiencia, sabía de lo que hablaba. Luego de eso nos encontramos varias veces, aunque no me salió barato: cada encuentro $250.
Era un miércoles, lo recuerdo perfectamente, salía del trabajo, subí a mi auto y de repente la vi en una esquina. ¿Esperaba a alguien? Un coche paró y le tocó bocina. Ella, contenta, subió al auto. Yo los seguí de cerca. Frenaron en un telo pero él bajó solo. Esperé a que se alejara una cuadra y me acerque al auto. Escuchaba un ruido y un pip, pero no podía ver nada por que estaba polarizado. Rompí el vidrió con mis codos, que se lastimaron, y casi muero del susto.
La rubia estaba atada al asiento con un contador-bomba en la boca.
No me di cuenta en que momento volvió el tipo pero me pegó tan fuerte en la nuca que me desmayé.
Desperté y me vi atado con otra bomba conectada a la primera. El tipo estaba sentado detrás de nosotros. Con un arma en la cien.
-¿Era mi novia sabés? Y esta chica fácil se acostaba con medio mundo. Vos sos el último en la lista despedite de tu vida.
El contador llegó a cero y él jaló del gatillo, a la vez que nosotros hicimos ¡Boom! Y todo terminó.
La chica fácil.
Estábamos en un yate del amigo de un amigo que me había invitado a mí y a unos cuantos más. El tipo era muy Open Mind como dicen ahora y había invitado unas cuantas chicas. Todas muy lindas y fáciles.
Había agarrado mi Martini de la barra cuando una rubia deslumbrantemente linda se me acercó.
-¿Te gusta la fiesta amor? Preguntó ella.
-La verdad, odio las chicas fáciles y este barco esta lleno de ellas.
Me sonrió y me sacó a bailar, medio a la fuerza. Inútilmente me enseñaba los pasos de la música. En un momento que le empezaba a agarrar la onda al baile, se acercó a mi oído y me dijo:
-¿Haces el amor de la misma manera en que bailas?
La miré y me señalo un camarote. Estuve de acuerdo. Hicimos el amor hasta cansarnos. Terminamos el asunto y me dio su teléfono. A decir verdad la chica se movía con experiencia, sabía de lo que hablaba. Luego de eso nos encontramos varias veces, aunque no me salió barato: cada encuentro $250.
Era un miércoles, lo recuerdo perfectamente, salía del trabajo, subí a mi auto y de repente la vi en una esquina. ¿Esperaba a alguien? Un coche paró y le tocó bocina. Ella, contenta, subió al auto. Yo los seguí de cerca. Frenaron en un telo pero él bajó solo. Esperé a que se alejara una cuadra y me acerque al auto. Escuchaba un ruido y un pip, pero no podía ver nada por que estaba polarizado. Rompí el vidrió con mis codos, que se lastimaron, y casi muero del susto.
La rubia estaba atada al asiento con un contador-bomba en la boca.
No me di cuenta en que momento volvió el tipo pero me pegó tan fuerte en la nuca que me desmayé.
Desperté y me vi atado con otra bomba conectada a la primera. El tipo estaba sentado detrás de nosotros. Con un arma en la cien.
-¿Era mi novia sabés? Y esta chica fácil se acostaba con medio mundo. Vos sos el último en la lista despedite de tu vida.
El contador llegó a cero y él jaló del gatillo, a la vez que nosotros hicimos ¡Boom! Y todo terminó.
Raziel Saehara