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Noche de soledad mejorado parte 3 (I)
#1
Hola! Bienvenidos de nuevo a mi rincón. La historia va avanzando. Lenta pero segura. Desde esta entrega voy a optar por hacer la historia cada quince días. Es que estoy algo saturado en el trabajo. Perdón a todos.
Aquí la historia:

Capitulo III: El chico y el ángel

-¡Buenos días! –Saludo Alejandra al entrar a la panadería. Ella era clienta de ese lugar desde hacia algún tiempo. Más exactamente desde que vivía en la zona de capital llamada “Caballito”. Ella estaba feliz. Esa mañana se había hecho un test de embarazo el cual le había dado positivo. ¡Estaba embarazada! Pero había un problema… este no era de su actual marido, sino de su amante.
Ella no quería perder el contacto con su actual marido, pero tampoco quería dejar a su amante. Estaba en un gran dilema, pero tenía que decidirse.
Aunque ahora tenía otro problema… ¿Flautita o miñones?
Compró todo lo que necesitaba y, caminando, volvió a su casa. Su marido se había ido más temprano al colegio donde daba clases de historia. Ella, por lo pronto, trabajaba en su casa vendiendo productos de belleza y Cosmética.
-Estoy aburrida, voy a tomar una ducha, con este calor insoportable estoy toda pegajosa.
Comenzó a desvestirse lentamente observando cada parte de su cuerpo y su pequeña pancita.
Abrió la ducha y llenó la bañadera. Trajo su “Chanchita” y la colocó en una esquina de la bañera que tenía una punta para evitar que algo eléctrico cayera al agua.
Se metió. Comenzó a pensar en como tomaría su marido y su amante la situación. Cerró los ojos y cuando los volvió a abrir una persona estaba arrodillada a su lado mirándola, observando todo el movimiento de la muchacha.
-¿Quién eres? ¿Qué quieres de mí? -Preguntó ella asustada.
-Soy… mmm… un admirador. Y diría que soy uno muy obsesivo. Te haré tres preguntas… si contestas mal… bueno… ya veremos.
El ser, que era todo negro y cuyo ojos eran violáceos, comenzó el test.
-Pregunta uno. ¿Quién te odia?
-¡No sé!
-Pregunta dos. ¿Quién te persigue?
-¡No tengo idea!
-Entonces está sí… ¿Quién te deja una flor cada día del amigo para ver si lo aceptas en tu circulo?
-¡Ghomikian!
-Correcto.
La sombra golpeó a la “chanchita” y está cayó al agua, electrocutando a la chica y a su bebé.

Pamela se levantó. Ya era de día. Observaba lentamente las plantas crecer en su jardín. Estaba feliz. Nada de lo que le dijeran podría cambiar su estado de animo.
Desayuno una infusión de té verde, cosa que le gustaba mucho, y decidió ir a ver a una de sus amigas. Hoy era el cumpleaños de su hijo. ¿Qué loco no? Todos sus compañeros se habían casado o juntado. Todos menos ella. Por cierto, aquella chica que desapareció en Palermo era una ex compañera de curso de ella. ¿Tendría algún problema? ¿Qué se sentiría fugarse y dejar todo atrás?
-¿En que estoy pensando? –Se dijo.
Pamela no tenía familia. Sus padres habían muerto en un accidente de autos. En realidad su padre se enteró que su madre lo engañaba con un montón de hombres y en un viaje familiar, cuando Pamela tenía dos años e iba sentada atrás en el auto, chocó a propósito contra la columna gruesa de un puente. Ambos padres murieron. Ella sobrevivió por que iba atrás atada con el cinturón de seguridad. La gente la llamó “la niña que sobrevivió” y, aún hoy, muchos recuerdan ese apodo. Luego de aquello, la adoptó la única hermana de su padre. Pero hacia solo unas semanas atrás su tía-madre había muerto. Indudablemente todos vamos en pos de ese destino. Unos más rápido otros más lento. ¿Por qué será que el hombre no acepta el hecho de que debe morir? Una vez había leído en una revista de ciencias que el hombre no está preparado para morir. El hombre está hecho para ser inmortal. Pero, como señalaba la revista, las células regenerativas en lugar de proceder con su función simplemente mueren.
-Es extraño –Pensó ella mientras salía al patio y miraba a sus vecinos salir. Pobre de ellos, allí haciendo sus quehaceres. Uno de los vecinos la saludo de lejos. Ella le devolvió el saludo. Fue adentro de la casa y buscó algún libro que leer. Encontró uno, aunque no era de los que prefería: La Biblia.
En fin, lectura era lectura…

Mauricio se levantó temprano ese día. Era el cumpleaños del hijo de Débora. ¿Qué le llevaría de regalo? Aún no sabía. Tampoco sabía cuantos años cumplía. Calculando, tendría que tener la misma edad que su hijo. ¿Ropa? ¿Juguetes? Los niños a esa edad amaban los juguetes. Pero la madre agradecería ropa.
Mauricio conocía al niño. Era pelirrojo y un poco más alto que Facundo, su hijo. En fin, decidió dejárselo al destino. Sacó una moneda. Si era cara sería ropa. Pero si fuera seca le regalaría un juguete. Lanzó la moneda al aire. Observó como esta caía lentamente hasta detenerse en el aire. Se congelo allí. Pero no solo la moneda. Todo lo que se movía había quedado quieto. Inclusive la televisión que anunciaba la muerte de una persona. Mauricio observó en el televisor el nombre de la chica muerta “Alejandra Lorena Iiori”; Enrique lo había hecho devuelta. Pero… ¿Qué era lo que estaba deteniendo el tiempo? ¿Magia? Imposible… aunque viendo como estaban dadas las cosas se lo pensó más seriamente.
-Fui yo quién detuvo el tiempo…
La voz provino de atrás suyo. Un hombre, como si fuera una sombra oscura y vacía se había manifestado de la nada.
-¿Quién eres?
-Soy su servidor. Alguien a quien tienes mucho que agradecer.
-¿Fuiste vos? ¿Vos mataste a Carla, Ariel y Alejandra?
Una sonrisa aún más cínica se dibujo en su rostro.
-Pero no he venido aquí a alardear. Simplemente a recordarte que mi señor Enrique desea verlo antes de que se haga el cumpleaños del nene.
-Bien. ¿Pero donde?
-En la capilla abandonada al costado de las vías del tren Sarmiento. Allí debes ir. Procura que no te sigan, de lo contrario habrá una muerte innecesaria… y nadie quiere eso. ¿Verdad?
La vos de la sombra parecía salida de un lugar oscuro y tétrico, pero eso no asustaba a Mauricio. Sabía que aquél ser estaba de su lado.
-Ghomikian, espero no te arrepientas de tu contrato.
Ghomikian rió.
-Por supuesto que no. Esto recién empieza.
La sombra se envolvió como si fuera una pequeña persiana y desapareció. Todo se descongeló al instante. El televisor volvió a andar y la moneda al fin cayó, rodó por el suelo y se detuvo a medio cara y a media seca.
-Supongo que tendré que comprarle ambas cosas.

El doctor Díaz conducía su auto camino a casa. El director del hospital se había enterado del pequeño percance. Su jefe consideraba necesario un descanso y él no tenía ni voz ni voto en la decisión. Aunque le explicara que fue un acto sobrenatural no le creerían. ¿Qué sentido tenía aquello? ¿Y porque querrían matarlo? Con estas preguntas en el aire debería darles una razón. “Pertenezco a una agencia investigadora de lo paranormal” Américo rió. ¿Qué tan loco suena “Paranormal”? o ¿Qué tan loco suena “Agencia investigadora”? Es cierto, llevaba una doble vida y no era la primera vez que se enfrentaba a algún ser paranormal.
Llegó a su casa y abrió la puerta del garaje electrónicamente. Y aunque no dejaba de maquinar razones en su cerebro, había una pregunta que en verdad lo aterraba… ¿En que se había convertido su amigo y por que no lo mató aquel ser? Igualmente no se iba a dejar amedrentar por un ser del más allá, si es que era de ahí. Debía correr la bola a sus compañeros de equipo: Julián “La parca” Napolitano y Roxana “Melody” Juárez.
Entró en su casa y se dirigió directamente al sótano. Allí tenía el sistema de cámaras de toda la ciudad. Podía ver todo desde ahí. La pared central estaba completamente tapada de monitores. Incluso había cámaras en algunas casas. Era ilegal pero servía. Lamentablemente no había cámaras en aquella casa.
Manipulando ágilmente el teclado de aquel complejo sistema logró dar con una visualización de la entrada a la casa de Ghomikian.
-Muy bien “Amigo” este es tu juego. Veamos como lo juegas. Por que yo soy… ¡La justicia!

Mauricio salió de su casa en el country, sin su coche, había decidido irse caminando con su hijo.
-Papá, ¿Qué es un cumpleaños?
-Es una fiesta donde reís, jugás y te divertís junto a otros chicos.
-¿Y es malo divertirse?
-No, es lo más lindo que hay. Jugás, conoces nuevas personas y cosas por el estilo.
-¿Por qué nunca me hiciste una fiesta?
-Bueno… eso es porque… mmm… No tengo tiempo de festejar…
-¿Cuándo es mi cumpleaños?
- El veinticuatro de Abril…
El niño, luego de unos instantes acotó:
-¿Es el mismo día en que nací?
-Así es.
Mauricio notó que arriba suyo, las cámaras instaladas por seguridad y para su seguridad, se estaban moviendo. Giraban en cuanto el pasaba. Como si quisieran seguirle el rastro. ¿Quién podría querer seguirles el rastro?
Cuando estaba cerca de la salida, divisó allí a una chica rubia. Se le hacía conocida. Cuando estuvo más cerca se dio cuenta de quien era: Gorosito. ¿Qué hacía allí? ¿Habrá venido a comprar una casa? ¡Maldita sea! Esto no estaba en sus planes.
Al ir llegando a la portada donde estaba el guardia, escuchó una pequeña discusión.
-Olvide mis documentos dentro. Lo juro. Yo vivo acá.
-Reglas son reglas...
-Pero estas pueden romperse Alfred…
-¡Oh! ¡Señor Ghomikian! –Pamela lo miró exaltada al escuchar ese apellido.
-¿Qué sucede aquí?
-La señorita salió sin documento o algo que la identifique…
-Pero es una dama, verdad señorita…
-Gorosito, Pamela Gorosito.
-Alfred, déjala pasar, yo me hago cargo –Alfred levantó la barrera y le dio paso libre- Ahora, para asegurarnos que esto no vuelva a pasar, señorita… ¿Se encuentra bien?
-Estoy bien, solo un pequeño mareo, voy por mis documentos y vuelvo, gracias Ghomikian.
-De nada.





Raziel Saehara
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Noche de soledad mejorado parte 3 (I) - por Raziel_Saehara - 30-09-2011, 11:51