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A un nabo que vive en el sector East Hartford, en Estados Unidos, se le ocurrió llamar a la policía para denunciar que nunca recibió el crack que compró.
Max Minnefield denunció que pagó 8 dólares a un hombre y una mujer y que éstos nunca le dieron la droga. Obvio que los hombres de la ley no dejaron de pasar la oportunidad de apresar al pelotudo por intento de posesión de narcóticos.
Durante su comparecencia en los tribunales, el juez Bradford Ward le preguntó a Minnefield: "¿Realmente pensó usted que la policía iría detrás de los que le vendieron las drogas?". El juez añadió que su pregunta fue retórica y la respuesta fue afirmativa.
Para suerte del denunciante los fiscales retiraron los cargos más adelante al considerar que el sujeto no representaba un peligro para la sociedad (era demasiado boludo para serlo) y además decidieron dejarlo sufrir por sentirse estafado por los dealer a los que les compró las sustancias.
La abogada de Minnefield, Laura Weslund, dijo que nunca se encontró la droga.
Al parecer Minnefield creía que la justicia se encargaría de quienes le vieron la cara de gil.

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Fuente: Agencia Reuters

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